De viaje permanente

Estoy vivo porque nunca espere a que llegaran por mí a la terminal.
Escuche tantas voces, promesas recicladas y el contragolpe de una dura realidad.
No he llorado ni despedido amigos.

Todavía lucho contra el monstruo del armario que también aguarda tras el espejo.
Horas de carretera, amor sin etiquetas.
A mí me contaron que a besos se curan las heridas.

Tuve miedo cuando me faltaron las fuerzas
Corrí con el corazón en la mano mientras se escuchaba mi guitarra en la sala de espera del hospital.
Sobreviví en altamar gracias a los barcos de papel que hice con tantas  cartas de despedida.

Hace un par de besos que el miedo dejo de detenerme.
Lo sabes: el pasado no tiene nada nuevo que contar.

Fui tempestad y hogar de quienes me abrazaron sin importar el final.
Seré quien vive el presente restado días de sobra al pasado cuando hubo tempestad.
Soy el que en brazos, pórticos y ventanas vigila a la espera tu llegada.

Con una guitarra vieja, corazón sin ataduras
y una libreta maltrecha de historias 
para recibir tu llegada.

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